QUE NO TE LA DEN CON QUESO

 

Cuando advertimos a otra persona para que se mantenga alerta y evite ser engañado, desde tiempos inmemoriales, solemos hacerlo repitiendo la frase «que no te la den con queso».

Se trata de una expresión bien conocida, no obstante, si atendemos a la literalidad, resulta difícil discernir el significado real de la frase y, en especial, su origen.

¿Queréis conocer de dónde proviene? Pues seguid leyendo.

El arte de elaborar vino se remonta a tiempos tan antiguos que ni siquiera la historia escrita es capaz de abordar. Por otra parte, es bien sabido que la calidad de la cosecha de la uva depende de muchos factores atmosféricos; que no es lo mismo la vid sembrada en un lugar que en otro aunque apenas disten unos pocos kilómetros o cómo se ha realizado el proceso de maduración.

Por eso, en la antigüedad, cuando un vino carecía de la calidad suficiente para ser degustado, se reducía con agua o incluso cuando se vendía a un precio superior al que sus características merecían, este se solía acompañar con una tapa de queso, cuanto más curado y fuerte, mejor. El motivo, como ya podréis imaginar, era enmascarar el sabor y así evitar que los paladares más refinados reparasen en la verdadera calidad del mismo.

De ahí que, incluso hasta el día de hoy, cientos de años después, sigamos utilizando esta castiza expresión. Así que, ya sabéis, tanto en los negocios como en vuestra vida, andar con ojo de buen sumiller y evitar a toda costa que el vino aguado «os lo den con queso».

Gracias a Jacobo Martínez Marrufo por hacerme llegar esta interesante anécdota.

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