No importa lo fuerte que seas, lo valiente o, incluso, lo poco que te
importe el mundo que te rodea. Todos, absolutamente todos, hemos tenido una
pesadilla en alguna ocasión. Y a todos nos ha atemorizado hasta lo más
profundo. Para muchas personas puede ser lo más cercano a imaginar el mismísimo
infierno y, para escritores de terror como un servidor, el lugar donde aparecen
las musas.
Pero sea como fuere, las pesadillas están ahí, como una extraña conexión con algo más allá, con un mundo inabarcable que apenas alcanzamos a atisbar. Pero… ¿de dónde viene la palabra «pesadilla»?