La Rae nos dice, en su única
acepción, que el sicario es un asesino asalariado. Pero una descripción tan
escueta bien podría valernos también para un pistolero, o incluso para un
espadachín. En estos dos ejemplos parece bastante claro que el primero es el
portador de una pistola, y el segundo el portador de una espada. Por tanto, del
mismo modo, un sicario es aquel que porta una sica. ¿Pero qué es una sica? Pues
se trata de un arma originaria de la región de Tracia. Esta espada curva, y
casi con forma de L, estaba diseñada para evitar el escudo de los rivales, y
resultaba tan letal como difícil de manejar. La etimología de la propia
sica viene del latín secare, o
cortar.
Sin embargo, y aquí viene lo interesante, cuando los latinos (los romanos de la época) hablaban de sicarius, o su plural sicarii, en realidad se estaban refiriendo a una secta ultranacionalista de Judea que operó durante el Siglo I D.C.
Los miembros de este grupo solían
portar una daga pequeña que escondían en sus ropajes y, aprovechando las
multitudes, la usaban para apuñalar a todo aquel que oliese a romano, o que
simpatizara con ellos. Esta daga no era una sica como tal, pero su forma era
relativamente parecida, lo que hizo que los romanos comenzaron a llamar a sus
portadores, y por tanto a esta secta, «sicarios».
Estos sicarios se hallaban integrados
especialmente dentro de los zelotes, un grupo revolucionario que dio no pocos
quebraderos de cabeza a los romanos. De hecho, protagonizaron una rebelión en
Jerusalén que incluso hizo huir de la ciudad al rey Herodes Ágripa II. La Legio XII Fulminata de Cayo Cestio Galio
acudió a sofocar la revuelta, pero los sicarios les hicieron caer en una trampa
y uno tras otro fueron pasados a cuchillo. Esto provocó que Vespasiano, y
posteriormente su hijo Tito, arrasaran la ciudad a sangre y fuego. De hecho, es
de sobras conocida la escena que aparece representada en el arco de Tito en Roma
en la que se muestra a sus tropas transportando la Menorá y otros objetos tras
saquear el templo de Jerusalén.
Estos hechos son recogidos especialmente en la
obra de Flavio Josefo La Guerra de los
Judíos. En esta diferenciaba a los sicarios de los zelotes, aunque nunca
llegó a explicar cuál era la diferencia real.
Pero como curiosidad, y para finalizar este
artículo, ¿recordáis que uno de los discípulos de Jesús se llamaba Simón,
apodado «el zelote»? La lógica nos llevaría a pensar que formaba parte de esta
secta, pero teniendo en cuenta que los zelotes no surgieron hasta mucho después
de su aparición como apóstol, todo parece indicar que se trata de un error de
traducción. Y es que zelote significa «celoso».
Más curioso es el caso de Judas, el apóstol que
vendió a Jesús por treinta monedas, y su apellido Iscariote, que muchos han
querido ver como una derivación de la palabra sicario. Suena curioso, e incluso
atractivo, pero nos enfrentamos al mismo problema de fondo que con el apodo de Simón,
por lo que todo parece ser fruto de un bulo de tantos que corre por internet.
De hecho, y en realidad, una de las versiones más aceptadas es que el apellido Iscariote
proviene de Keriot, que es el pueblo donde nació el propio Judas.
Así que, como siempre digo, lean a unos y a
otros, investiguen, saquen sus propias conclusiones, y no se crean nada de lo
que lean por ahí (ni siquiera si viene de mí).
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Imagen libre de licencia tomada de Wikipedia: Arco de Tito Menorá.
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