jueves, 21 de diciembre de 2023

JESÚS no nació el 25 de DICIEMBRE

 

Puede que a alguno le supongo un shock traumático lo que voy a decir, pero Jesús no nació el 25 de diciembre. Aunque la fecha real de nacimiento es una verdadera incógnita, es seguro que no nació en diciembre y es algo que incluso la Iglesia acepta. Existen motivos de sobra que refutan ese dato, aunque, para los creyentes, este hecho no empañe en absoluto el significado y el simbolismo de su natividad. No obstante, ¿queréis saber cuándo nació realmente Jesús? Pues seguid leyendo.

Hay un motivo evidente por el que sabemos que Jesús no pudo nacer en diciembre y este no es otro que el frío. Al no haber prácticamente nada escrito de Jesús, debemos acudir a los textos sagrados para cualquier referencia. En ellos nos dice San Lucas que los pastores, al momento de su nacimiento, dormían al raso junto al rebaño. En diciembre la temperatura media en la zona es de 3º bajo cero, por lo que es muy dudoso que nadie duerma al raso, salvo que quiera morir congelado. La costumbre de los pastores en Palestina era pastar en el campo al ganado en verano o primavera, mientras que otoño e invierno se guardaban en los establos. ¿Entonces por qué se celebra el nacimiento de Jesús en diciembre?

Empecemos por explicar una palabreja que me encanta y que se llama sincretismo. Esta palabra en cuestión se refiere a las adopciones que ciertas religiones toman de otras y terminan por hacer propias. El ejemplo más claro y fácil de entender sería cómo los dioses griegos acabaron siendo romanos por obra y gracia de un simple cambio de nombre. Así Zeus pasó a ser Júpiter, Poseidón a Neptuno, Atenea a Minerva, Afrodita a Venus… Este concepto no escapa prácticamente a ninguna mitología o religión y, por supuesto, no escapa al cristianismo.

En estas fechas se celebraba en el Imperio Romano dos festividades, la del Sol Invictus, dios oriental elevado a culto oficial del Imperio por parte del emperador Aureliano a finales del siglo III, y la del nacimiento del dios persa Mitra. Ambos eran dos dioses solares con una gran acogida en especial entre los soldados y los mercenarios, siendo su día más importante el 25 de diciembre, momento en el que las noches comienzan a ser cada vez más cortas, y por ende comienza la victoria o «resurrección» de la luz sobre la oscuridad.

Fue ya el papa Telesforo en el S. II quien marcó esa fecha por primera vez, y cuenta la tradición que incluso instauró la misa del Gallo. Los cristianos eran minoría en aquellos momentos y era deseable hacer coincidir la fecha con una festividad romana, pues el sincretismo siempre ayuda a pasar desapercibidos y a captar más fieles. Así, además, se le daba a Jesús un carácter solar y se propagaba el mensaje de que venía para iluminar el mundo. En el Concilio de Nicea de 324, con Constantino I como emperador de Roma y Julio I como Sumo Pontífice, se decidió oficialmente la fecha del nacimiento de Jesús y, como marcaba la tradición sincrética, se impuso el 25 de diciembre (aunque los ortodoxos de Armenia vayan a su aire y lo celebren el 6 de enero).

¿Y cuándo nació Jesús en realidad? Pues hay algo en lo que sí podemos basarnos para dar con la fecha exacta. Los evangelios nos dicen que Jesús nace en tiempos de Augusto César y del rey Herodes, siendo gobernador civil de Siria Cirenio. También nos dice que la sagrada familia acudía al censo ordenado por este gobernador, y precisamente para esto sí que tenemos una fecha, y es aproximadamente entre el 13 y el 18 de agosto… pero no del año 0, sino alrededor del 6 o el 7 antes de Cristo. Lo que significa que, irónicamente, Cristo nació antes de Cristo y no murió a los treinta y tres años, sino a una edad aproximada de cuarenta años. Como decíamos antes, no hay casi nada escrito de Jesús a nivel histórico, pero en cambio sí que tenemos crónicas muy bien documentadas sobre Herodes el grande, y sabemos que este murió entre el -6 o -4 antes de Cristo.

¿Y a qué se debe este error? Pues a un señor llamado Dionisio «el exiguo», un monje bizantino del siglo VI que calculó erróneamente la fecha de nacimiento de Jesucristo. En los años posteriores se intentó modificar y subsanar el error, pero resultaba un auténtico engorro cambiar toda la historia, máxime cuando no se sabe si el error se cuantifica en cuatro, cinco o seis años. En consecuencia, lo dejaron tal y como estaba y así es como ha llegado a nuestros tiempos.

Sea como sea, y celebren lo que cada uno celebre (si es que celebra algo), tengan todos felices fiestas y no le echen mucha cuenta a los datos históricos, pues lo bonito de la simbología es el significado que cada uno le otorga.

 

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