¿Sabíais por qué se celebra el
DÍA DE LA MUJER el 8 de marzo? ¿Y el por qué del color morado?
El 8 de marzo es el día que se ha tomado para celebrar el día de la mujer, un día cuyo objetivo es visibilizar el trato discriminatorio que aún sufren millones de mujeres por razón exclusiva de su sexo. Pero esa fecha no se eligió al azar, sino que, oficialmente, se conmemoran dos hechos bien diferenciados. El primero, la primera gran manifestación de trabajadoras de la empresa textil en Estados Unidos, y la segunda, la más importante, la muerte de los trabajadores de la fábrica textil Triangle Shirtwaist en Nueva York. Aunque, extraoficialmente, el verdadero motivo tiene un origen comunista.
Empecemos por contar lo ocurrido
en el Triangle Shirtwaist.
En aquella fábrica textil,
ubicada en el edificio Asch de Greenwich Valley, trabajaban unas quinientas
personas, mayormente mujeres, y casi en su totalidad inmigrantes que apenas
sabían hablar inglés. Era el año 1911, y las condiciones laborales en nada
tenían que envidiar al esclavismo abolido en aquel país hacía menos de cincuenta
años. Isaac Harris y Max Blanck, los dueños de la empresa, eran de los que
abogaban por esa filosofía. Apenas permitían descansos en jornadas
interminables que duraban desde el amanecer hasta el ocaso, y que pagaban a un
precio irrisorio. No era extraño, por tanto, que hombres y mujeres compartieran
cigarrillos a escondidas, en cualquier rincón, y que lo lanzaran con rapidez en
cuanto aparecía un jefe.
Este es el motivo oficial por el
que el 25 de marzo del mismo año se originó un terrorífico incendio en el
edificio. El lugar, repleto de telas, compuestos químicos, tintes y demás, se
convirtió en una auténtica hoguera en apenas unos segundos. El fuego se
extendió por las tres plantas que ocupaba aquella fábrica y los trabajadores
quedaron justo en medio. Las condiciones del inmueble, unido al hacinamiento en
el que trabajaban aquellas personas, hizo el resto. A esto habría que sumar que
las salidas de emergencia se hallaban cerradas para evitar que los trabajadores
pudieran tomarse un descanso para salir a fumar el consabido cigarrillo.
Cuando los bomberos llegaron,
descubrieron que las mangueras del inmueble no funcionaban, que las escaleras
de incendio no estaban operativas, y que incluso el montacargas se hallaba
fuera de servicio. Se hallaban atados de pies y manos y, consternados, tuvieron
que contemplar cómo aquellas personas del interior de la fábrica, acorraladas
por el fuego y por el humo, se lanzaban por las ventanas. En apenas media hora,
el fuego lo había consumido todo. Aquel día, ciento cuarenta y seis personas
murieron víctimas de la avaricia y la perversión de aquellos empresarios.
Las edades rondaban entre los trece y los veinticuatro.
Este suceso creó una profunda
consternación entre los ciudadanos de Nueva York, que acompañaron al cortejo fúnebre
en un número que varía entre las cien mil personas y las cuatrocientas mil. La
indignación se hizo más patente cuando Blanck y Harris, los tiránicos
empresarios, salieron absueltos de responsabilidad del juicio penal que se
llevó a cabo. En el juicio civil, en cambio, fueron condenados a pagar unos
irrisorios setenta y cinco dólares a las familias de los afectados. Sin
embargo, ellos cobraron cuatrocientos como compensación del seguro. Esto avivó
la teoría de que el incendio, en realidad, lo habían propiciado los propios
dueños a fin de cobrar aquel suntuoso seguro de accidentes.
Pero si este incendio se produjo
el día 25, y los afectados fueron hombres y mujeres (aunque en mayor medida
mujeres), ¿Qué tiene que ver con el día de la mujer, y por qué se celebra el
día 8 de marzo?
Pues el 8 de Marzo de 1857, lo
que se produjo en realidad fue la primera manifestación de trabajadoras del
textil en Nueva York, en el que las mujeres pidieron mejores condiciones
laborales, además de un salario igual al de los hombres. Hay que tener en
cuenta que este era un negocio importante, con peso en la industria y
que, tradicionalmente, eran mujeres las que ejercían de modistas y
costureras (aunque no de manera excluyente). Estas protestas terminaron con
muchas féminas heridas y con varias detenciones. La manifestación no obtuvo la
recompensa que esperaban. Pero es que, de hecho, tampoco fue la primera, ni la
última (aunque sí la que se conmemora oficialmente). En 1853 (cuatro años antes) en Manchester se
manifestaron veintiuna mil personas por las pésimas condiciones laborales,
siendo también mayoría de mujeres y un 55’8% niñas menores de los 13 años.
También en España, entre los años 1905 y 1921 se sucedieron más de quinientas
huelgas de la industria textil, en la cual, y siendo reiterativo, trabajaban
mayoritariamente mujeres.
Una de las más manifestaciones
más importantes, y que no suele mencionarse, tuvo lugar unos años después del
trágico suceso de la fábrica Triangle Shirtwaist. Fue la conocida huelga
del pan y las rosas, en la que los operarios textiles de Massachussets le
echaron un pulso a los empresarios en reclamo de derechos laborales. En ella
hicieron suya la canción Bread & Roses, una canción que aún a día de hoy es
recordada como un canto feminista.
Muchas personas, con el paso de
los años, unieron los hechos en una misma historia en la que esas mujeres que
se manifestaban el 8 de marzo de 1857 en Nueva York fueron llevadas hasta su
fábrica, para después hacerla arder con ellas dentro, o bien que las ciento
veinte tres mujeres fueron asesinadas por la policía durante la manifestación.
Pero la verdadera historia, es que los hechos ocurrieron con más de cincuenta
años de diferencia, y nada tenían que ver el uno con el otro, a excepción de
que se trataba de la industria textil, en Nueva York, y de que, aun habiendo
trabajadores de ambos sexos, la mayoría eran mujeres.
Aun así, y volviendo al tema de
las fechas, en la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas celebrada
en Sttutgart en 1910, la sufragista Clara Zetkin propuso por primera vez la
celebración de un Día Internacional de la Mujer. Aun así, la fecha siguió sin
ser la del 8 de marzo, sino que se previó que fuese el último domingo de
febrero, fecha en la que solía celebrarse la conferencia.
De hecho, el día 8 no se hizo
oficial hasta 1975, cuando fue declarada por la ONU como Día Internacional de
la Mujer Trabajadora.
¿Y el color morado? Pues no hay
unanimidad. La mayoría de las versiones nos retrotrae de nuevo a la fábrica
de Triangle Shirtwaist, y nos dice que allí la mayoría de las blusas que
se elaboraban eran de color morado. Y dado que las personas saltaban por la
ventana, en sus manos llevaban estas prendas. No obstante, no hay registro
alguno de este hecho, por lo que se considera una leyenda apócrifa. La realidad
es que el movimiento feminista de los años 60 y 70 tomó el morado debido a que
era el color que usaron las sufragistas inglesas en el año 1908.
Pero falta algo. Al principio
dije que el verdadero origen era comunista. Pues bien, la fecha del 8 de marzo,
en realidad, se debe a la sublevación de mujeres rusas que se alzaron en
Petrogrado contra la Gran Guerra en el año 1917. En aquellos días (8 de marzo
según el calendario gregoriano, 23 de febrero según el juliano), esposas,
madres e hijas trabajadoras de la industria textil, se amotinaron debido a las
hambrunas, y pidieron que sus maridos y sus hijos regresaran de las trincheras.
A esta huelga, antes de finalizar la jornada, se sumaron noventa mil
trabajadores más, de ambos sexos y de diferentes sectores de la industria.
Aquello, además, inició las revueltas que darían origen en octubre del mismo
año a la caída del régimen zarista. Trostsky dijo de ellas: La mujer
obrera representa un gran papel en el acercamiento entre los obreros y los
soldados. Más audazmente que el hombre, penetra en las filas de los soldados,
coge con sus manos los fusiles, implora, casi ordena: «Desviad las bayonetas y
venid con nosotros». Los soldados se conmueven, se avergüenzan, se miran
inquietos, vacilan; uno de ellos se decide: las bayonetas desaparecen, las
filas se abren, estremece el aire un hurra entusiasta y agradecido; los
soldados se ven rodeados de gente que discute, increpa e incita: la revolución
ha dado otro paso hacia adelante.
De hecho, quien declara por
primera vez el 8 de marzo como el día Internacional de la Mujer Trabajadora,
fue el mismo Lenin cuatro años más tarde de la mencionada huelga. En su
discurso, declaró: las masas no pueden volver a la vida política sin
atraer a las mujeres. Porque, en un régimen capitalista, las mujeres, la mitad
de la especie humana, son doblemente explotadas. La trabajadora y la campesina
son oprimidas por el capital (…) no disfrutan de todos los derechos porque
la ley no les da la igualdad con los hombres. Además, permanecen confinadas a
la «esclavitud doméstica», son «esclavas del hogar».
Os insto a que mezcléis todo lo
ocurrido como en una coctelera y que después busquéis en internet el origen del
día 8 de marzo. Descubriréis que medios de gran prestigio, sin ningún tipo de
remilgo, colocan la manifestación del pan y las rosas en 1857, y afirman que
ese día, ciento cuarenta y seis mujeres (es decir, para incrementar el número,
también suman a los hombres) murieron en un incendio provocado por los propios
dueños de la fábrica y la policía.
La realidad es que este día nació
como una lucha de mujeres a la que se añadieron noventa mil trabajadores más, y
juntos, mujeres y hombres hartos de la guerra, se tiraron a la calle a
protestar, y no por la desgraciada muerte de ciento veintitrés mujeres
inocentes. Comunistas, a posteriori, se adjudicaron esta lucha como suya, y del
mismo modo, la guerra fría hizo que este hecho se borrase de los orígenes
del movimiento, dejando únicamente como génesis la manifestación de 1857 y el
trágico suceso del Triangle Shirtwaist.
Ahora que sabemos la verdad,
permítanme recordar que aún existen muchos lugares en el mundo en el que ser
mujer es nacer condenada de antemano. Mi solidaridad, mi fuerza y mi coraje con
esas mujeres, y recordad que, para evitar que nos manipulen y nos cuenten la
historia condicionada por los intereses de unos pocos, el primer paso es
cuestionarlo todo siempre (incluido a mí mismo y este artículo).
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