jueves, 7 de marzo de 2024

El origen de las palabras: TRABAJAR

 

Decían los geniales Les Luthiers, que la esclavitud no se abolió, sino que se cambió a ocho horas diarias (eso los que tengan la suerte de trabajar solo ocho horas al día). Y es que, en demasiadas ocasiones, el trabajo puede convertirse en una auténtica tortura. De hecho, el origen etimológico de la palabra «trabajo» proviene, precisamente, de un determinado tipo de tortura.

¿Queréis conocer su origen? Pues seguid leyendo.

Siempre digo, en tono sarcástico, que aquel que dijo la frase «el trabajo dignifica al hombre» nunca asfaltó carreteras en verano. Menciono este chascarrillo porque viene muy al caso con la etimología de la propia palabra. Y es que su origen viene del latín tripaliare, que a su vez deriva de tripalium, es decir, tres palos. No parece tener mucha relación, pero si os digo que el tripalium era un yugo elaborado con tres palos en los que se amarraba a los esclavos para azotarlos, todo parece cobrar sentido.

Así pues, y a modo de resumen, para los romanos ir a trabajar era, de un modo tan metafórico como irónico, lo mismo que ir al tripalium a ser azotado por el amo. Y de ahí hasta nuestros tiempos, se ha mantenido la etimología de la palabra y su significado, en sentido literal y figurado. Ahora, por tanto, comprenderéis por qué si la palabra «trabajo» deriva de un elemento de tortura, la palabra «jubilación» proviene de júbilo.

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