Se suele decir que hay dos familias,
una la que elegimos, y otra la que nos toca. Y de la primera podemos librarnos,
hasta cierto punto, pero de la otra…
Pero ¿sabíais que el origen etimológico de FAMILIA proviene de la ESCLAVITUD y de la palabra FAMÉLICO?
La familia se define como un grupo de personas, vinculadas
generalmente por lazos de parentesco, ya sean de sangre o políticos, e
independientemente de su grado, que hace vida en común, ocupando normalmente la
totalidad de una vivienda.
Y por
regla general, en una casa es necesario que todos tiren del carro para
mantenerla limpia, para tener la nevera llena… en definitiva, en toda casa, y
en toda familia, es necesario del trabajo de unos para ayudar a los otros. Eso
en la teoría, claro.
Así pues, la palabra «familia»
proviene del vocablo latino famulus,
palabra que se usaba para designar a todas las personas que trabajaban en una
casa como servicio doméstico, es decir, para los sirvientes y los esclavos.
Esta acepción poco conocida de la
palabra ha sobrevivido hasta el día de hoy. De hecho, la décima acepción de
«familia» que nos proporciona la RAE dice literalmente esto: «Conjunto de
criados de alguien, aunque no vivan dentro de su casa».
Yéndonos al refranero popular, hay
uno que dice que el roce hace el cariño. Pues bien, los sirvientes sí que
vivían juntos, y acabó siendo común que acabasen por unir sus linajes y
teniendo descendencia, o incluso que los sirvientes de un señor acabasen
emparentándose con los de otro. Así, nos encontramos (y perdón por el juego de
palabras) que la mayoría de estos famulus
acabaron siendo «familia». Y así fue cómo el significado de esta palabra acabó
por caer a la décima acepción, y esta nueva, creada a tenor del entroncamiento
entre esclavos, acabase liderando el ranking y tomando el sentido que hoy todos
conocemos.
Los estudiosos además, refuerzan
esta teoría advirtiendo que la palabra famulus
está relacionada con famel o famus, que significa «hambre» (de ahí la
palabra famélico), y que por tanto la familia sería todas aquellas personas que
comparten techo y, a su vez, la misma necesidad o el mismo hambre.
El refranero español, en este
sentido, nos recuerda que donde comen dos, comen tres, y hace alusión de nuevo
a los tiempos de escasez en el que las raciones que a priori solo alcanzaban
para uno, debían repartirse entre varios.
Porque para eso está la familia, y
ya se sabe que la familia, con razón o sin ella.
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