sábado, 30 de diciembre de 2023

El AÑO NUEVO, en realidad, empieza en MARZO

 

Sí, no me he vuelto loco, el año nuevo, en realidad, empieza en marzo. Ateniéndonos a los calendarios griegos y romanos y, por ende, a las estaciones europeas, pensad por un instante… el año nuevo es renovación, el comienzo de algo nuevo, pero si miramos a nuestro alrededor, todo está frío, la naturaleza estática o muerta… ¿No debería el año comenzar en primavera? De hecho, enero es un mes que ni siquiera existía en los calendarios, así que ¿cómo va a empezar el año ahí?

¿Queréis saber por qué celebramos año nuevo en enero? Pues seguid leyendo.

Según nos dice Plutarco, enero y febrero no fueron introducidos hasta el siglo VIII a.C. para mejorar el impreciso calendario de la época, que solo contaba con diez meses lunares. Fue el rey de Roma, Numa Pompilio, quien añadió el primero en honor al dios Jano (y de ahí Januro, Enero, January) y el segundo por Plutón (Frebruo, Febrero). Antes de eso, el año empezaba en Marzo en honor a Marte coincidiendo con el equinoccio de primavera, donde comenzaban las cosechas y todo reverdecía.

Cuentan los historiadores que el cambio a enero no se produjo hasta el 153 a.C. y que la culpa la tuvimos los españoles (otra más para que nos aticen fuerte). En Roma los cónsules se elegían en año nuevo, pero en aquella ocasión Roma se encontraba guerreando en tierras hispanas. El general Quinto Fulvio Nobilior, que tenía entre ojo a la siempre aguerrida y noble Segeda (Zaragoza), solicitó al senado que se adelantaran las fechas de la elección de los cónsules a fin de poder prepararse militarmente e iniciar la campaña en primavera. La petición fue aceptada y así, el año político cambió de los idus de marzo a las calendas de enero, aunque el pueblo continuó con la tradición de enmarcar el año nuevo en marzo.

Existe cierta controversia respecto a este dato, pues si bien es cierto que el año político se cambió debido a la guerra en Hispania, y eso parece incontestable, hay indicios que nos hacen pensar que el año civil y religioso ya llevaba algún tiempo iniciándose en enero desde la implantación del mes. De hecho, el dios Jano (a quien se consagró enero) tenía dos caras, una con la que miraba al pasado y otra al futuro, por lo que parecía lógico que ocupase el primer lugar.

Sea como fuere, la primera evidencia de que el año se inició de manera oficial en enero la tenemos en 46 a.C. con la imposición del calendario Juliano. Eso sí, se sabe que esta decisión fue rechazada mayoritariamente por el pueblo, que veía absurdo celebrar las fiestas en pleno invierno y en un mes «inventado». La llegada del cristianismo no mejoró la cosa, pues los cristianos se negaban a celebrar el año rindiendo homenaje a un dios pagano. Cómo sería la repercusión, que no fue hasta el año 1582, más de 15 siglos después, y con la instauración del calendario gregoriano, que el papa Gregorio XIII estableció de manera oficial el 1 de enero como inicio del calendario en todos los países de culto cristiano.

Así que permítanme desearles a todos felices fiestas con el deseo de que este 2024 sea mucho mejor que 2023, que se acaben odios y guerras, que nuestras conciencias se expandan y que nos haga ser mejores personas, más cívicas, más responsables y más humanas. Y si, como aquellos antiguos romanos, son de los que lo celebran en marzo… ¡pues entonces no podrán decirme que no he sido el primero en desearles un feliz año nuevo!

 

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