jueves, 16 de mayo de 2024

Se armó la MARIMORENA

 

La expresión «se armó la marimorena» viene a significar que se armó un revuelo, en ocasiones incluso de forma violenta. Es un dicho ampliamente utilizado, en especial en España, pero lo más curioso es que un hecho histórico, y es que la Marimorena fue una persona real. ¿Queréis conocer su historia y el origen de la expresión? ¡Seguid leyendo!

Para conocer su origen nos remontamos al S. XVI y nos adentramos en una típica taberna madrileña, regentada por la pareja conformada por Alonso de Zayas y su esposa, la señora María Morena, a quien todos llaman Mari «la morena», o directamente «Marimorena». La taberna, gracias a su excelente ubicación en la zona de Cava Baja, solía ser frecuentada por un buen número de funcionarios de la corte y nobles amante de la buena vida y del mejor vino. Es el año 1579 y un grupo de señores, ansiosos por disfrutar de un descanso, solicitan a la pareja que saquen su mejor vino y no el aguado que le ponen a la plebe. Alonso, el tabernero, acostumbrado a tratar con borrachos, declina amablemente la petición ya que no solo tienen reservado el poco del que disponen, sino que además es más caro de lo que aquellos clientes pueden pagar. La cosa se pone tensa, de los insultos se pasa a los forcejeos, y al final todo se desmadra. Comienzan los golpes, las sillas vuelan, las botellas se rompen, el vino se derrama… y ahí que aparece nuestra protagonista, María Morena, que comienza a repartir sartenazos a diestro y siniestro y a sacar en volandas por la ventana a cuanto borrachuzo se atreve a hacerle frente. Tantas tortas debió repartir Mari que su fama de púgil recorrió Madrid entera, España, Hispanoamérica y los siglos que nos separan de ella.

Puede que no ocurriese así con exactitud y que este narrador se haya dejado llevar un poco por la pasión de la historia, pero se sabe que no debió distar demasiado de la realidad, pues tras el alboroto en la taberna se abrió un proceso judicial para dirimir quien había iniciado la pelea a fin de pagar los destrozos y los huesos rotos, y en él se confirmó que Mari tenía auténticas dotes de sacamuelas.

Así que, por favor, traten siempre con educación a los camareros y camareras, porque se lo merecen. Y si no, tengan cuidado no sea que el espíritu de Mari la morena se le meta en el cuerpo a alguna simpática camarera y acaben tan apaleados como aquellos borrachos de la Cava Baja.

 

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