miércoles, 1 de noviembre de 2023

HALLOWEEN y su origen celta

 

A muchas personas les fastidia que una tradición con un carácter tan yankee se haya metido hasta la cocina de nuestras casas. Pero tenemos buenas noticias: la fiesta de Halloween no pertenece a los Estados Unidos. De hecho, esta fiesta es mucho más europea que propiamente estadounidense.

¿No te lo crees? Pues sigue leyendo.

Empecemos explicando, antes de nada, que la palabra proviene de All Hallow Even, que era como se llamaba a la Víspera de todos los santos. Pero la tradición de esta fiesta es, cuanto menos, milenaria.
Los romanos ya celebraban unas fiestas parecidas, las Feralias (o Parentalias), en la que familia y amigos visitaban las tumbas de los muertos con coronas de flores y se realizaban ofrendas de comida. Estas fiestas se realizaban en febrero y, durante el tiempo que duraban, estaba prohibido celebrarse matrimonios y/o visitar los templos; todo se consagraba a la honra de los muertos. O al menos esto nos cuenta Ovidio, entre otros.

Pero también encontramos entre los pueblos celtas la fiesta de Samhain (en gaélico «fin del verano»), que venía a coincidir justo cuando termina la recolecta y comienza el invierno. Era, además, el cambio de año para los celtas, quienes dividían el año en dos partes; una clara que da comienzo entre el 30 de abril y el 1 de mayo con la fiesta de Beltane y una oscura que se inicia con el Samhain.

Precisamente, durante el Samhain se tenía la creencia de que el telón que separa el mundo de los muertos del de los vivos se difuminaba para permitirles caminar entre nosotros. Era por esto por lo que, en los pueblos, se encendían hogueras para espantar a los malos espíritus y algunos se disfrazaban con máscaras o pieles de animales para pasar desapercibidos entre ellos.

Los celtas, además, iluminaban con velas el interior de los cráneos de los enemigos y los colocaban en los muros de los castros. Con el cristianismo, esta práctica se modificó y en vez de con calaveras se hacían con nabos, que se tallaban y encendían para mostrarle el camino a los difuntos y, a la vez, protegerse de malos espíritus. Y de los nabos se pasó a las actuales calabazas.

En España ya lo celebraban gallegos, astures, leoneses y castellanos desde hacía generaciones. De hecho, los gallegos aún la llaman Samaín, y la Santa Compaña, cuyas raíces toman todo el suelo español, está íntimamente ligada a esta noche.

Estas costumbres fueron llevadas a América y allí se mezclaron con las nativas, dando paso a otras muchas y ricas tradiciones.

En Estados Unidos, tras la oleada de inmigrantes irlandeses y escoceses, se instauró con una fuerza inusitada la festividad hasta casi hacer olvidar su procedencia.

Así que, si no quieren copiar una tradición de los Estados Unidos, busquen el modo en que lo celebraban sus tatarabuelos y descubrirán que no diferían tanto de como lo celebramos hoy.

 

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Imagen libre de copyright propiedad de Manuel M. V. tomada de Flickr.


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